Si de alguien se puede decir que hay fuerza en sus
interpretaciones es de Jerry Lee Lewis.
Se dice que no le hacía caso a su profesor de piano y, un poco autodidacta, se
dejó influir por la radio, oyendo a estrellas como Hanks Williams,
Al Jolson. Con un piano, comprado por sus padres al hipotecar su finca, por
confiar en su talento. Y tuvieron razón.
¿Cuál es su mejor interpretación? Difícil decirlo. Pero
Great Balls of Fire, considerada blasfema por el mismo Jerry (incluso le
preguntó a Sam Phillips: “¿Cómo va a salvar almas el demonio?¡Lo llevo dentro
de mi!), le dio su apodo como The Killer. La leyenda dice que en un show, en el
que se presentaba antes que Chuck Berry, le puso gasolina al piano y le prendió
fuego, gritando: “Follow that, ni**er”.
Aunque no es seguro que fue durante ese show en particular, sí lo hizo una vez
en una presentación. (Parece que encontramos la influencia de los shows de The
Who, que romperían sus instrumentos cada vez que terminaban sus presentaciones).
Con altas y bajas en su vida privada, Jerry Lee Lewis aún
sigue rompiendo pianos en giras a lo largo y ancho de su país.
You shake my nerves and you rattle my brain
Too much
a-good drives a stud insane
Broke my
will, what a thrill
Give it to
me, give it to me
Great balls
of fire
I laughed
at love 'cause I thought it was funny
You came
along and moved me, honey
Changed my
mind, love is fine
Goodness,
gracious, great balls of fire
Y termino con este comentario: Si esto es blasfemo, ¡estamos todos condenados!
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